7 Valores En Común

Nuestras iglesias abrazan las siguientes siete convicciones. Creemos que son una aplicación fiel de nuestros valores bíblicos y dan forma a nuestras prácticas y ministerios locales independientemente de nuestro contexto. Definen lo que significa ser una iglesia de Sovereign Grace.

1. Reformada

2. Centrados en el evangelio 

3. Continuacionista

4. Complementario

5. Gobernado por ancianos

6. Misión

7. Interdependencia

1. Teología reformada
La Escritura presenta al Dios trino y glorioso como la fuente y el fin de todas las cosas (Romanos 11:36), obrando soberanamente todas las cosas según Su voluntad (Efesios 1:11). En el centro de los propósitos de Dios en el mundo está la exaltación de Su gloria mediante la redención de los pecadores (Juan 17:1–26). Con este fin, creemos que Dios escoge soberanamente a hombres y mujeres para que sean salvos a fin de mostrar Su inmensurable gracia y gloria (Efesios 1:3-6; Romanos 9:11). La gracia soberana de Dios en la salvación nos humilla, nos llena de gratitud y nos constriñe a adorarlo y compartir el mensaje de Su gracia a todas las personas.

2. Doctrina y predicación centrados en el evangelio 
Creemos que el evangelio, las buenas nuevas de la actividad salvadora de Dios en Jesucristo, es el pináculo de Sus actos redentores (Efesios 1:9-12), el centro de la historia de la Biblia (Lucas 24 :44-47) y el mensaje esencial para nuestra fe, vida y testimonio (1 Corintios 15:3-11). Estamos comprometidos a predicar el evangelio, cantar el evangelio, orar el evangelio y edificar nuestras iglesias sobre el evangelio (2 Timoteo 4:2; Colosenses 3:16; Mateo 16:18). Nuestra esperanza en todo lo que hacemos no son nuestros planes u obras, sino la vida perfecta, la muerte sustituta, la resurrección victoriosa y la ascensión gloriosa de Jesucristo.

3. Pneumatología Continuacionista
Con el derramamiento del Espíritu Santo en Pentecostés, el propósito de Dios de morar con Su pueblo entró en una nueva era (Éxodo 33:14–16; Levítico 26:12; Juan 14:16–17; Hechos 2:14– 21). Creemos que el Espíritu Santo desea llenar continuamente a cada creyente con poder para la vida y el testimonio cristianos, incluyendo der de sus dones sobrenaturales para la edificación de la iglesia y para diversas obras de ministerio en el mundo (Hechos 1:8; Gálatas 5:16-18; 1 Corintios 12:4-7). Debemos anhelar fervientemente la presencia activa de Dios en toda su amplitud, para que Cristo sea magnificado en nuestras vidas, en la iglesia y entre las naciones (Salmo 105:4; 1 Corintios 14:1; Efesios 2:22).

4. Liderazgo complementario en el hogar y en la iglesia
Creemos que el plan glorioso de Dios era crear hombres y mujeres a Su imagen, dándoles una misma dignidad y valor delante de Él, al tiempo que les asigna roles diferentes y complementarios dentro del hogar e iglesia (Génesis 1:26-28; Efesios 5:22-33; 1 Timoteo 2:8-15). Debido a que estos roles dan diferentes expresiones a la imagen de Dios en la humanidad, deben ser valorados y procurados con alegría y fe. Como comunidad redimida de Dios, la iglesia tiene la oportunidad y la responsabilidad de celebrar esta complementariedad, luchar por ella contra la hostilidad cultural y protegerla de las distorsiones pecaminosas.

5. Iglesias gobernadas por ancianos y lideradas por ancianos

Jesucristo reina como cabeza sobre Su iglesia, y Él da a Sus ancianos (o pastores) para que gobiernen y dirijan las iglesias locales bajo Su autoridad (Colosenses 1:18; Efesios 4:11; Tito 1:5). Creemos que hombres, calificados tanto por su carácter como por sus dones, deben servir como ancianos, pastoreando al pueblo de Dios como pastores de Cristo (1 Timoteo 2:12; 3:1–7; 1 Pedro 5:1–3). La salud de una iglesia depende en gran medida de la salud de sus ancianos, por lo que nuestro objetivo es fortalecer a los ancianos actuales en nuestras iglesias mientras identificamos y capacitamos a los nuevos (Hechos 20:28; 2 Timoteo 2:2).

6. Plantación de iglesias, evangelismo y misión global
La centralidad del evangelio implica no solo atesorar el evangelio personalmente, sino compartirlo con pasión. El Cristo resucitado comisionó a su iglesia para que hiciera discípulos en todas las naciones (Mateo 28:18-20). Creemos que esa comisión nos corresponde a nosotros y a todos los creyentes y que se cumple de manera principal a través de la plantación de iglesias, mediante la cual se proclama el evangelio y los conversos se forman en comunidades de discípulos (Hechos 2:21–47; 14:23). Anhelamos fervientemente llevar a cabo esta misión, confiando por completo en el Espíritu Santo, a fin de ver el evangelio proclamado e iglesias plantadas en todo el mundo, para que Dios sea glorificado en cada tribu, idioma, pueblo y nación (Apocalipsis 7:9-12).

7. Unidos en comunión, misión y forma de gobierno
Creemos que la unidad del pueblo de Dios, por la cual Jesús oró, debe encontrar una expresión concreta entre los creyentes e iglesias. De hecho, el Nuevo Testamento testifica de una interdependencia vibrante entre las iglesias del primer siglo (Juan 17:20–21; Hechos 16:4–5; 1 Corintios 11:16; Gálatas 2:7–10).

Buscamos expresar una interdependencia similar a través de nuestra comunión, misión y forma de gobierno en común. Nuestra comunión se extiende más allá de la mera afiliación denominacional; estamos comprometidos a aplicar el Evangelio juntos en relaciones que fomenten el ánimo mutuo, el cuidado y la búsqueda alegre de la semejanza a Cristo. Nuestra forma de gobierno y misión común protegen a nuestras iglesias doctrinal y éticamente, y permite que nuestras iglesias individuales hagan mucho más juntas de lo que podríamos hacer por separado.